AMBICIÓN
Siempre he creído que para conseguir algo, lo primero que hay que hacer es creer que lo puedes conseguir. Si partimos de la desconfianza y el miedo a conseguirlo (puede parecer raro pero es así), poco tenemos por hacer.
Muchas veces me han mirado con burla y, por qué no decirlo, se han reído de mí cuando les cuento mis ambiciones. Posiblemente si hubiese sido ellos también me habría reído, por lo que no me encuentro en situación de juzgar a nadie, pero también han sido muchas las ocasiones en las que he acabado pudiendo reírme yo de ellos, quienes ignorantes de mí, trataron de contagiarme su desconfianza.
Sí, soy un chico ambicioso. En la teoría suena muy bien pero he de decir que en la práctica han habido situaciones de desengaños al no conseguir mis aspiraciones. No se si me explico, creo que mucha gente llama a estas situaciones fracasos, a mí me gusta más tratarlo con normalidad: Sí, no he conseguido mi objetivo, pero con lo aprendido en el camino me puedo dar por satisfecho.
A lo largo de mi adolescencia, y supongo que en lo que me queda de ella también, he aprendido a no achantarme ante aquellos que quieren contagiarte su inseguridad. Esto es: en muchas situaciones, aquel que no tiene sus objetivos claros, trata de evitar que tu cumplas los tuyos tan solo para no sentirse apartado. Además, suele coincidir con gente adulta ya que piensan que por la diferencia de edad pueden ejercer su voluntad sobre nuestro futuro libremente: Lo siento amigo, te voy a tratar de tú a tú.
Para acabar, os dejo un par de frases que me ha marcado bastante: no solo vale con soñar, hay que trabajar:
- Los sueños seguirán siendo sueños, hasta que decidamos hacerlos metas y convertirlos en realidad.
- El mundo necesita de soñadores y el mundo necesita de hacedores. Pero sobre todo, el mundo necesita soñadores que hacen. -Sarah Ban Breathnach-